Hoy, desafortunadamente, sabemos que casi un cuarto de los pacientes que comienzan un tratamiento de anticoagulante, como es el caso de la warfarina, lo interrumpen durante el primer año debido a problemas como hemorragias leves en encías al cepillarse, hematomas con golpes, o hemorragias graves a nivel gastrointestinal, cerebral, o en otras zonas. 

Lo que más preocupa a los especialistas sobre este dato son los pacientes que sufren fibrilación auricular, en los que la interrupción permanente o temporal de este tratamiento aumenta considerablemente el riesgo y posibilidades de sufrir un accidente cerebrovascular o un embolismo sistémico. 

En los casos en los que se debe suspender la anticoagulación por la realización de una cirugía mayor, se deben valorar individualmente los factores de riesgo de cada paciente para ver si es esto necesario. En caso de serlo, el anticoagulante (warfarina) se deberá suspender de 5 a 6 días antes del procedimiento quirúrgico, o de 24 a 72 horas para anticoagulantes específicos. 

Son justo estas limitaciones las que hacen a los pacientes y especialistas cuestionarse sobre el uso de coagulantes o inclinarse más sobre alternativas de tratamiento realmente efectivas como lo es WATCHMAN™, el cual no solo actúa como una barrera, sellando completamente la orejuela auricular izquierda, evitando la formación y migración de trombos causantes de un ACV, sino que es una excelente opción para todas aquellas personas que quieren decirle adiós a los anticoagulantes. 

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